Señor, Tú que eres bueno, contempla mi dolor; espérame en tu leño y dame tu perdón. Clavé, clavé, Dios mío, con negra ingratitud, tu cuerpo dolorido al árbol de la Cruz. Las flores que brotara tu amante Corazón las arrancó de un golpe mi pérfida traición. Señor, Tú que eres bueno, contempla mi dolor. Yo lloro, miro el tuyo y espero tu perdón.