1. Con dulces acentos entone mi voz un canto a María la Madre de Dios; del Cielo se alegra la eterna mansión del « Ave » escuchando la dulce canción. Ave, ave, ave Maria. 2. Dignaos Señora, benigna escuchar las notas sencillas de nuestro cantar, Y nuestras acciones y penas trocad en himno perenne de fe y caridad.