1. Entonad solemnes cantos, abrid paso al Salvador. ¡Oh Judá, prorrumpe en voces aclamando al Redentor! Id con palmas en las manos al encuentro de Jesús, que se acerca generoso prodigando amor y luz. 2. En los labios infantiles vibra un cántico triunfal; si callaran brotaría de las piedras un cantar. Corazones generosos, sólo Cristo es vuestro Rey; Es eterno su reinado, suave el yugo de su ley. 3. Cielo y tierra, mar y abismos hagan resonar su voz; gloria canten al que viene en el nombre del Señor. ¡Salve, salve en las alturas, Rey de gloria, Dios de paz! ¡Nuestro pecho sea el trono de tu excelsa Majestad!