Enemiga le soy, madre, a aquel caballero yo. Mal enemiga le so'. En mí contempla y adora como a Dios que le es testigo. El me tiene por señora, yo a él por enemigo. Dos mil veces le maldigo por lo que él no mereció. Mal enemiga le so'. Es mi pena de le oír sus penados desconciertos; anda vivo entre los muertos y muere para vivir. Ronca estoy de le dezir más de mil veces de no. Mal enemiga le so'. El me ama y él me adora, cual mi vista es buen testigo. Si para él soy su señora, para mí él es mi enemigo. Si siempre le maldigo, cierto no lo mereció. Mal enemiga le so'.