Llorando está en un portal las culpas de agena pena, el que es descanso y placer de las holganzas eternas. No lloréys mi vida, que me days pena: bástame la mía y en tierra agena, que me days pena. Acallávale su madre y encubría su tristeza, cantando por el infante, al suave canto se aduerma. No lloréys mi vida... Los ojos, hechos dos fuentes, las bellas mejillas riegan y, qual rocío del cielo, fertilizan nuestra tierra. Las lagrimitas que vierte son más preciosas que perlas y más finas que diamante y él, de amante, assí se quexa: No lloréys mi vida... No llora su desabrigo, su desnudez y pobreza, ni, siendo el que el cielo adora, de verse puesto entre bestias; más llora del hombre amado la caýda y gran miseria, y en medio de sus sollozos la voz de su madre suena: No lloréys mi vida...