Ya no quiero tener fe, Señora, sino con vos, pues que sois madre de Dios. Vos sois hija, vos sois madre d'aquel mesmo que os crió; Él es vuestro hijo y padre y por Él a vos nos dio. A todos nos redimió en querer nacer de vos, bendita madre de Dios. Sois madre de Dios y mía, sois el fin de mi esperanza, sois mi placer y alegría, sois mi bienaventuranza. Mi remedio no se alcanza por otra sinon por vos, virgen y madre de Dios. ¿Qué mudanza se mudó, cual amor pudo vencerme, cuando mi le os olvidó por en otro amor meterme, que estaba para perderme, si no fuera ya por vos, madre y esposa de Dios? Mis verdaderos amores ya con vos tenerlos quiero, pues que sois de pecadores el remedio verdadero: que si bien alguno espero, es por serviros a vos, huéspeda y sierva de Dios. Los que vuestro nombre llaman, son muy presto remediados; los que con amor os aman, siempre vivien consolados: nunca son desamparados los que tienen fe con vos, sagrado templo de Dios. A vos quiero por señora en tanto cuanto viviere; sed vos mi procuradora cuando deste mundo fuere; porque después que muriere no me aparte yo de vos, palacio y casa de Dios.