En las pajas de un establo yace un lirio inmaculado que por redimir al mundo se tornó lirio morado. La carita de este Niño, chiquitita y agraciada, luego la hemos de ver con espinas coronada. 2. Las manitas de este Niño, rosaditas, bien formadas; luego las hemos de ver en la cruz ensangrentadas. Los piecitos de este Niño, pequeñitos, bien formados, luego los hemos de ver por dos clavos traspasados.