Si amor pone las escalas al muro del corazón, no hay ninguna defensión. Si amor quiere dar combate con su poder e firmeza, no hay fuerza ni fortaleza que no tome o desbarate; o que no hiera o no mate al que no se da a prisión no hay ninguna defensión. Sin partidos, con partidos, con sus tratos o sin trato, gana y vence en poco rato la razón e los sentidos. Los sentidos ya vencidos, sojuzgada la razón, no hay ninguna defensión. Con halagos e temores, con su fuerza e su poder, de los que han de defender hace más sus servidores. Pues las guardas son traidores y cometen traición, no hay ninguna defensión. Nunca jamás desconfía; de los más sus enemigos hace mayor amigos; siempre vence su porfía: da placer y alegría y si quiere dar pasión no hay ninguna defensión. Son sus fuerzas tan forzosas que fuerza lo más que fuerte: puede dar penas penosas: a sus fuerzas poderosas si pone fe y afición no hay ninguna defensión. No hay quien salga de sus manos; discretos e no discretos, a todos tiene sujetos, judíos, moros, cristianos: sobre todos los humanos tiene gran jurisdición.